martes, 18 de septiembre de 2012

EL SOMBRERO DE ORO

Desde hace cuarenta y cuatro años, trescientos sesenta y cuatro días, veintitrés horas, cincuenta y nueve minutos, cincuenta y ocho segundos, el hombre del sombrero de oro toca sin descanso en la casa de portón envejecido. Según comentan los ancianos del pueblo, esta puerta se abre, sin ayuda alguna, cada cuarenta y cinco años.

La última vez, cuando la portezuela quedó de par en par, varias personas observaron el levante del sol en la pared del fondo de la sala, mientras la calle radiante se tornó sombría.

Hoy, cuatro décadas y media después, esta vivienda ha abierto de nuevo su puerta de entrada, los peatones observan la luz solar en el salón, aconteciendo a la vez la calle en tinieblas, no obstante, en uno de los bordes de esta oscuridad, se divisa el fulgor de una parte de sombrero, como encajándose en el aire un trozo de oro oblicuo.

CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA

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